Tras un año en el ilícito poder que detenta, la bandera de gobierno de Tulio Capriles Mendoza sigue siendo "hostiga y vencerás".
Todos recordamos cuando en la tarde del 22 de enero de 2007, Caín Capriles junto a su madre llegaron a la redacción de el siglo, reunieron a todos los trabajadores y comenzaron su retahila promesas, camuflajeando los colmillos sobre lo que en pocos días ocurriría.
Por cierto que caín hasta prometió una flota nueva de vehículos, mejores computadoras para los periodistas y el personal de redacción, aumento de sueldos por encima del decreto presidencial, y pare usted de contar.
Quienes le creyeron pensaron que por ser un hombre joven ciertamente instauraría la nuevas tendencias tecnológicas y mayor dinámica a la hora de cada quien ejecutar sus labores.
Nada que ver. El hombre es un retrógrado, sumergido en el miedo y la inseguridad que le produce su propia deficiencia y por ello utiliza como arma de defensa en su sombría administración al frente del diario El Siglo el hostigamiento y denigrar día tras día a los trabajadores y por supuesto acabar con la paz y con la normalidad en el día a día de la empresa.
Y peor ha sido su negativa a honrar los compromisos económicos de El Siglo para con los empleados, pues durante mucho tiempo reclaman el pago de su retroactivo por concepto de cesta tickets, deuda que suma más de tres millardos y por los vientos que soplan el monto seguirá aumentando pues, Tulio Capriles Mendoza simplemente se niega a pagar.
El nivel de mediocridad y falta de ética de este patrón es tal, que prefiere intentar comprar a los miembros del Sindicato Bolivariano de Trabajadores de El Siglo, reunirlos individual y secretamente para quebrantar su espíritu y comprar conciencias.
Igual modus operandi aplica al resto de los trabajadores. Sin embargo ya nadie le cree pues, ha puesto en evidencia su notable mediocridad, incompetencia y pocos deseos de crear armonía en el ambiente de trabajo, por el contrario llevando armas de fuego y metiendo policías infiltrados es que este sujeto, apodado Caín, medianamente puede estar tranquilo dentro de lo que ha convertido en su infierno particular.
"Olvídense del retroactivo"
Es la frase que ha repetido una y mil veces a los trabajadores, especialmente a los miembros del sindicato, por ello no dudó en recurrir a artimañas propias de la gente que no tiene palabra.
Lo último que ha hecho es embaucar a los obreros y demás empleados, diciéndoles que en un plazo de tres meses comenzará a pagar la deuda.
Lo que que pocos saben es que ese es el tiempo justo que necesita para terminar con las arcas del periódico y trasladar a sus cuentas todo el dinero que le produjeron sus esclavos en poco más de un año.
El dinero lo hay, pero su falta de voluntad y el odio que profesa por las clases menos favorecidas impide que pague lo que debe. El pago del retroactivo se convirtió en lo que el viento se llevó, que no les quede duda.
