Una forma de violencia laboral, que prácticamente no está penalizada en la ley, es el "mobbing" o situación de acoso circunscrito al plano psicológico ejercida por parte del patrono en contra del trabajador.
De este síndrome hemos sido víctimas gran parte de quienes conformamos la plantilla de trabajadores del diario el siglo cuando - aunque a muchos no les guste recordarlo - en enero de este año el accionista Tulio Capriles Mendoza decidió resquebrajar la normalidad laboral en nuestra empresa, acabar con la paz e instaurar la violencia y anarquía al permitir la entrada a medianoche a la sede de el siglo de más de 100 policías de Didalco Bolívar, quienes armados, ataviados con bombas lacrimógenas y demás implementos de represión, permanecieron en nuestro periódico por espacio de 11 días, IMPIDIENDO EN TODO ESE TIEMPO la entrada a los empleados, GOLPEÁNDOLOS como si fuesen delincuentes y con la ventaja que solo tienen los cobardes.
Del 26 de enero en adelante la relación laboral interna en el siglo no es la misma y probablemente nunca lo será.
Hemos visto que las armas de fuego, la violencia física, agresiones verbales, las amenazas y toda clase de acosos en perjuicio de los trabajadores han sido la política administrativa de Tulio Capriles Mendoza.
Esta actitud de acoso moral, psicoterror o estrés laboral tienen su germen de cultivo en la impunidad reinante en Aragua. Ninguna institución en la región encargada de investigar estos hechos quiere meterse con el periódico que hoy día le rinde culto al gobernador Didalco Bolívar, y que tan solo meses atrás era el único medio de comunicación que denunciaba las tropelías y la distancia inmensa que marcó Didalco con el pueblo que lo eligió tan solo porque - oportunista como ha sido - alguna vez se vistió con la franela roja de la Revolución.
Intramuros, el siglo es hoy la prisión de 169 trabajadores que por necesidad deben soportar el acoso laboral de TCM y sus cómplices, quienes no son más que hombres y mujeres débiles por naturaleza, probablemente con miedo y seguramente grandes pescadores en río revuelto...
Extramuros, la opinión pública en general apenas percibe a la fecha que 'algo' ocurrió en el siglo hace unos meses, pero en fin el periódico sigue vendiéndose en los kioskos, con marcadas irreguralidades pero presente en la mesa de cada familia.
Los más avezados lectores saben que el siglo no es el mismo. Erradicados la mayoría de los buenos columnistas que allí opinaban, eliminadas las principales páginas informativas, este periódico es hoy un montón de papel lleno de tinta que cada día pierde sus más críticos adeptos.
Pero ocupándonos en lo que internamente ocurre, hay que revisar la doctrina y los estudiosos de la materia laboral e inevitablemente se encontrará en cuanto al acoso laboral o psicoterror gran cantidad de material que vale la pena leer.
Aplicando las investigaciones de expertos como Mervy Enrique González Fuenmayor una persona o varias que ejerzan violencia psicológica contra uno o varios trabajadores está incurriendo en el síndrome de mobbing.
Señala González Fuenmayor que una de las características de este síndrome es la forma sistemática y recurrente como es aplicada "para que sea considerado el acoso moral o psicoterror, la víctima debe ser acosada por lo menos una vez a la semana por un periodo no mayor a seis meses".
El objetivo de ejercer este tipo de violencia laboral es - relata el autor - destruir las redes de comunicación de la víctima o las víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores, menospreciar su trabajo.
¿Qué se pretende con todo esto?, indica González Fuenmayor que la idea de este psicoterror en la empresa es "LOGRAR FINALMENTE QUE ESA PERSONA O PERSONAS ACABEN ABANDONANDO EL LUGAR DE TRABAJO".
Es importante hacer un paréntesis acá para referirnos a estas premisas expuestas por el profesor Mervy Enrique González Fuenmayor.
Cuando el autor se refiere a que "la víctima debe ser acosada por lo menos una vez a la semana por un periodo no mayor a seis meses", podemos extrapolar esta característica y aplicarla en el siglo: desde enero de 2007 hasta la fecha, la gran mayoría de los trabajadores de este medio de comunicación, desde el Departamento de Avisos, Rotativa, Oficina de Personal, Transporte, Redacción, Fotografía, Deportes, Relaciones Públicas, Administración, entre muchos otros, han sufrido innumerables situaciones de acoso tanto por órdenes impartidas por el patrono Tulio Capriles Mendoza así como sus Escoltas, y en tercer lugar por aquellos trabajadores que en un momento dado decidieron ponerse a sus pies y hoy gozan de su extrema confianza al límite de que actúan libre e impunemente en detrimento de sus propios compañeros de trabajo.
Valga señalar lo que también han sufrido en carne propia los miembros del Sindicato Bolivariano de Trabajadores del Diario El Siglo (Sinbotrasiglo) sobre quienes pesan calificaciones de despido, desmejoras laborales, intentos de soborno, chantajes, etc., todo con miras a desmembrar esta organización cuya filosofía es proteger y defender los derechos de sus afiliados y no afiliados, así como hacer valer sus derechos y reivindicaciones económicas.
No es un secreto que todos los miembros de la directiva de Sinbotrasiglo han sido objeto de agresiones verbales a través de anónimos, insultos directos e indirectos por parte del patrono de y algunos de sus empleados de confianza, entre otros.
Cuando González Fuenmayor indica que el objetivo final del mobbing o acoso moral es "LOGRAR FINALMENTE QUE ESA PERSONA O PERSONAS ACABEN ABANDONANDO EL LUGAR DE TRABAJO". En este sentido recordamos la estampida de trabajadores que desde enero hasta la presente fecha se ha observado en la empresa.
EN LAS PRÓXIMAS PUBLICACIONES DE EL HURACÁN LES PRESENTARE MÁS INFORMACIÓN ACERCA DE ESTE FASCINANTE TEMA DEL PSICOTERROR, ACOSO MORAL O ESTRES LABORAL.
Yohana Vargas .-
De este síndrome hemos sido víctimas gran parte de quienes conformamos la plantilla de trabajadores del diario el siglo cuando - aunque a muchos no les guste recordarlo - en enero de este año el accionista Tulio Capriles Mendoza decidió resquebrajar la normalidad laboral en nuestra empresa, acabar con la paz e instaurar la violencia y anarquía al permitir la entrada a medianoche a la sede de el siglo de más de 100 policías de Didalco Bolívar, quienes armados, ataviados con bombas lacrimógenas y demás implementos de represión, permanecieron en nuestro periódico por espacio de 11 días, IMPIDIENDO EN TODO ESE TIEMPO la entrada a los empleados, GOLPEÁNDOLOS como si fuesen delincuentes y con la ventaja que solo tienen los cobardes.
Del 26 de enero en adelante la relación laboral interna en el siglo no es la misma y probablemente nunca lo será.
Hemos visto que las armas de fuego, la violencia física, agresiones verbales, las amenazas y toda clase de acosos en perjuicio de los trabajadores han sido la política administrativa de Tulio Capriles Mendoza.
Esta actitud de acoso moral, psicoterror o estrés laboral tienen su germen de cultivo en la impunidad reinante en Aragua. Ninguna institución en la región encargada de investigar estos hechos quiere meterse con el periódico que hoy día le rinde culto al gobernador Didalco Bolívar, y que tan solo meses atrás era el único medio de comunicación que denunciaba las tropelías y la distancia inmensa que marcó Didalco con el pueblo que lo eligió tan solo porque - oportunista como ha sido - alguna vez se vistió con la franela roja de la Revolución.
Intramuros, el siglo es hoy la prisión de 169 trabajadores que por necesidad deben soportar el acoso laboral de TCM y sus cómplices, quienes no son más que hombres y mujeres débiles por naturaleza, probablemente con miedo y seguramente grandes pescadores en río revuelto...
Extramuros, la opinión pública en general apenas percibe a la fecha que 'algo' ocurrió en el siglo hace unos meses, pero en fin el periódico sigue vendiéndose en los kioskos, con marcadas irreguralidades pero presente en la mesa de cada familia.
Los más avezados lectores saben que el siglo no es el mismo. Erradicados la mayoría de los buenos columnistas que allí opinaban, eliminadas las principales páginas informativas, este periódico es hoy un montón de papel lleno de tinta que cada día pierde sus más críticos adeptos.
Pero ocupándonos en lo que internamente ocurre, hay que revisar la doctrina y los estudiosos de la materia laboral e inevitablemente se encontrará en cuanto al acoso laboral o psicoterror gran cantidad de material que vale la pena leer.
Aplicando las investigaciones de expertos como Mervy Enrique González Fuenmayor una persona o varias que ejerzan violencia psicológica contra uno o varios trabajadores está incurriendo en el síndrome de mobbing.
Señala González Fuenmayor que una de las características de este síndrome es la forma sistemática y recurrente como es aplicada "para que sea considerado el acoso moral o psicoterror, la víctima debe ser acosada por lo menos una vez a la semana por un periodo no mayor a seis meses".
El objetivo de ejercer este tipo de violencia laboral es - relata el autor - destruir las redes de comunicación de la víctima o las víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores, menospreciar su trabajo.
¿Qué se pretende con todo esto?, indica González Fuenmayor que la idea de este psicoterror en la empresa es "LOGRAR FINALMENTE QUE ESA PERSONA O PERSONAS ACABEN ABANDONANDO EL LUGAR DE TRABAJO".
Es importante hacer un paréntesis acá para referirnos a estas premisas expuestas por el profesor Mervy Enrique González Fuenmayor.
Cuando el autor se refiere a que "la víctima debe ser acosada por lo menos una vez a la semana por un periodo no mayor a seis meses", podemos extrapolar esta característica y aplicarla en el siglo: desde enero de 2007 hasta la fecha, la gran mayoría de los trabajadores de este medio de comunicación, desde el Departamento de Avisos, Rotativa, Oficina de Personal, Transporte, Redacción, Fotografía, Deportes, Relaciones Públicas, Administración, entre muchos otros, han sufrido innumerables situaciones de acoso tanto por órdenes impartidas por el patrono Tulio Capriles Mendoza así como sus Escoltas, y en tercer lugar por aquellos trabajadores que en un momento dado decidieron ponerse a sus pies y hoy gozan de su extrema confianza al límite de que actúan libre e impunemente en detrimento de sus propios compañeros de trabajo.
Valga señalar lo que también han sufrido en carne propia los miembros del Sindicato Bolivariano de Trabajadores del Diario El Siglo (Sinbotrasiglo) sobre quienes pesan calificaciones de despido, desmejoras laborales, intentos de soborno, chantajes, etc., todo con miras a desmembrar esta organización cuya filosofía es proteger y defender los derechos de sus afiliados y no afiliados, así como hacer valer sus derechos y reivindicaciones económicas.
No es un secreto que todos los miembros de la directiva de Sinbotrasiglo han sido objeto de agresiones verbales a través de anónimos, insultos directos e indirectos por parte del patrono de y algunos de sus empleados de confianza, entre otros.
Cuando González Fuenmayor indica que el objetivo final del mobbing o acoso moral es "LOGRAR FINALMENTE QUE ESA PERSONA O PERSONAS ACABEN ABANDONANDO EL LUGAR DE TRABAJO". En este sentido recordamos la estampida de trabajadores que desde enero hasta la presente fecha se ha observado en la empresa.
EN LAS PRÓXIMAS PUBLICACIONES DE EL HURACÁN LES PRESENTARE MÁS INFORMACIÓN ACERCA DE ESTE FASCINANTE TEMA DEL PSICOTERROR, ACOSO MORAL O ESTRES LABORAL.
Yohana Vargas .-