LA DELGADA LINEA MARRÓN Y EL CASO YASMIN
YMV- El Huracán -
Escribía alguien por allí que existe una delgada línea marrón que divide al mundo en dos grupos de personas: los que flotan por encima de la línea y los que luchan desesperadamente por salir de la mierda…
En ese último grupo se ubican los trabajadores del diario El Siglo, acosados, resignados, frustrados por la actuación extralimitada de su pseudo patrón.
El terrorismo laboral llega a su punto de ebullición cuando al inicio de esta semana se espera una decisión de la Inspectoría del Trabajo en relación al DESPIDO INJUSTIFICADO de tres de sus trabajadores ocurrido el 18 de junio pasado.
Dicho despido es parte de un guión preparado por TULIO “CAÍN” CAPRILES MENDOZA y sus cerebros: su madre, la repudiada ex directora, la periodista frustrada, y la pandilla de árabes y elitescos empresarios explotadores del pueblo aragüeño, entre muchos otros.
Y es que, puertas adentro, en el siglo ha pasado de todo: acoso sexual, amenazas de muerte, sobornos, chantajes, desmejoras… y desde el punto de vista de la línea editorial los cambios no se hicieron esperar: eliminación de páginas informativas de interés colectivo, censura al material periodístico, ocultamiento de noticias y casos que dan muestra de la corrupta gestión de Didalco Bolívar como gobernador de Aragua, camuflaje a casos de violencia laboral que ejercen los ricos empresarios en perjuicio de sus obreros, corruptelas dentro de la Inspectoría del Trabajo, vicios inconcebibles a nivel del poder judicial, etc., etc.
El guión tiene dos objetivos:
1- Quebrantar el espíritu de lucha clasista de los trabajadores, tanto de el siglo como del resto de los obreros de la entidad.
2- Poner a el siglo en bandeja de plata a los intereses políticos oposicionistas al proceso revolucionario.
Esto lo ha logrado (a nuestro pesar) la pandilla que dirige Didalco desde su oscuro despacho, sirviéndose de seres indignos o pobres mentales, acomplejados, fracasados en lo político y personajes sin moral.
Tal es el caso del banquero árabe dueño del Banco Nacional de la Corrupción, y de otros árabes como el hijastro del gobernador corrupto (recordado por sus aventuras en el mundo de los psicotrópicos), así como del árabe político frustrado de “PRIMERO LADRONES” que solo sirve para vender franelas… ah, sin dejar a un lado a su indefinido asesor legal, entre muchos otros individuos.
En relación a los desmoralizados trabajadores de el siglo a éstos no les ha quedado otro remedio que recurrir a la técnica de la vaselina mental… o sea, dejarse someter, dejarse sabotear, dejarse maltratar y dejarse violar en sus derechos laborales, humanos, socio económicos.
Lo que está ocurriendo con el periódico como medio de comunicación social es la pérdida de su razón de ser: la credibilidad. Y una se pregunta: ¿Bajo estas condiciones alguien puede tratar de salir del lado más pútrido de esa delgada línea marrón?
EL CASO YASMÍN
Nada más patético que el caso de Yasmín…
¿Quién es Yasmín?. Una antigua trabajadora del diario el siglo, quien ejercía funciones en el área de diagramación.
Nada más patético que el caso de Yasmín…
¿Quién es Yasmín?. Una antigua trabajadora del diario el siglo, quien ejercía funciones en el área de diagramación.
Aún cuando Yasmín tomó la decisión personal en febrero de este año de sumarse al minúsculo grupo de trabajadores del diario el siglo, que apoyó enfermizamente a Caín Capriles Mendoza en su acto de terrorismo laboral al ordenar el allanamiento ilegal en la empresa y sacar a todos sus empleados a patadas de sus puestos, es hoy una víctima de este pseudo patrón.
Algunos kilos de sobrepeso, adicción al cigarrillo y probablemente un tremendo estrés laboral se adueñó del cuerpo de Yasmín hace poco más de dos meses.
Aquella tarde se encontraba laborando en su puesto, y como era su costumbre bajó al estacionamiento de el siglo a fumarse un cigarro en compañía de otras trabajadoras.
Estando allí Yasmín siente una terrible opresión en su pecho… cae desmayada, dándose un fuerte golpe en la cabeza.
Es auxiliada por sus compañeras y por la enfermera de la empresa, quien logra practicarle con eficiencia los primeros auxilios.
Yasmín es trasladada a un centro privado para las primarias atenciones y luego al Hospital Central de Maracay.
Su estado era crítico, y el diagnóstico el peor: derrame cerebral, hipertensión e infarto. Perdió la visión y fue mantenida en terapia intensiva durante algunos días. Su condición era como para fallecer…
Probablemente la energía que le permitió seguir con ganas de vivir provino de su pequeña hija, una verdadera razón para cualquier madre de luchar.
En vista de su estado crítico Yasmín requiría costosos medicamentos, así como una millonaria intervención quirúrgica.
¿Qué hacer?, se preguntaban sus familiares. Nada más lógico que pensar en recurrir a su empresa de trabajo, la misma a la cual le entregó miles de horas de esfuerzo creativo, dedicación y experiencia….
La familia de Yasmín hizo lo que tenía que hacer, más aún porque saben que de una u otra forman la moribunda mujer "gozaba del aprecio del nuevo patrón al apoyarlo en su infamia en enero”.
¿Qué hacer?, se preguntaban sus familiares. Nada más lógico que pensar en recurrir a su empresa de trabajo, la misma a la cual le entregó miles de horas de esfuerzo creativo, dedicación y experiencia….
La familia de Yasmín hizo lo que tenía que hacer, más aún porque saben que de una u otra forman la moribunda mujer "gozaba del aprecio del nuevo patrón al apoyarlo en su infamia en enero”.
El mencionado patrón nunca los atendió, escasamente giró a estas personas unos 700 mil bolívares para gastos de medicamentos pero, por Dios, Yasmín necesitaba una operación de más de 40 millones de bolívares.
En vez de Caín, fue el jefe de recursos humanos, Angel Gómez quien atendió a la atribulada familia de Yasmín.
Como es su tono, cínico y cortante, Gómez le suelta a la familia estas palabras: “esa muchacha no tiene nada de prestaciones, al contrario le debe unos 120 mil bolívares a la empresa, no hay nada que hacer….”.
Como es su tono, cínico y cortante, Gómez le suelta a la familia estas palabras: “esa muchacha no tiene nada de prestaciones, al contrario le debe unos 120 mil bolívares a la empresa, no hay nada que hacer….”.
No hubo dinero, no hubo respeto, no hubo solidaridad, Yasmín estaba condenada a morir si en manos de Caín Capriles hubiese estado esa decisión.
Por fortuna la familia consiguió por otras vías los recursos, pero ¿Quién les quitará el mal sabor de la boca de haber sido ofendidos por quien Yasmín creyó y se resteó en un momento de su vida?.
Quizá con esta dura experiencia Yasmín logró salir del lado de la línea marrón donde muchos ignorantes aún se encuentran.